lunes, 7 de julio de 2008

Voll Dam

Llevábamos días sin ver el sol. Barcelona había adquirido un aire parisino húmedo. Las calles olían a hojas podridas. A barro fresco. A tardes de otoño en pleno junio. San Juan estaba al caer. Y Neus aún no había sentido la primavera. El estallar de las margaritas. Salía del trabajo a las siete. Con sed de Voll Dam. Con hambre de sonrisas sinceras y chistes malos. De camino a casa Roser la llamó. Quedaron en un bar del Raval. Mugriento y viejo. Mesas de mármol barato con manchas de vino rojo. Anna las esperaba en una mesa del fondo. Dónde casi no daba la luz. Mujer de buen vino y paladar para todo tipo de alcohol. Los labios morados y los dientes manchados de vino de mesa. Roser se sentó y empezó a contar un sueño sicótico que tuvo la noche anterior. Neus un poco ausente, levantó la mano y le pidió al camarero una Voll Dam muy fría. Roser pidió lo mismo sin tanta intensidad.

Neus miró a fuera. Una luz amarilla resplandecía en los charcos. Pensó que no podía llegar el verano sin antes llegar la primavera. Añorando los días soleados y el calor humano, se levantó. Sin decir palabra. Justo antes de salir a la calle, el camarero puso la banda sonora de Amelie. Con una sonrisa incrédula y dos hoyitos en las mejillas miró al camarero como si compartieran un secreto muy íntimo. Dos cómplices fortuitos. Con aire de alegría melancólica y un gusanillo en la tripa salió a la calle. Miró al cielo. Cerró los ojos. Inhaló aire. Llenando sus pulmones. Y suspiró lentamente. Abrió los ojos. Una brisa de aire fresco se llevaba el olor a hojas podridas y trajo aire de primavera. El sol inundó las calles del Raval. Barcelona dejó de ser la sombra triste de un París olvidado y empezó a brillar con todo su esplendor.

Neus pensó que san Juan estaba al caer y con él los veinticinco años. No quería una gran fiesta. Sólo una cena entre amigos. Celebrando el primer cuarto de siglo vivido primavera tras primavera. Volvió a entrar. La música seguía sonando. El camarero la miraba con una complicidad desconocida mientras secaba los vasos. Se cruzaron una sonrisa. Neus se sentó a la mesa con Roser y Anna. Y les dijo “suena Amelie y ha llegado la primavera”. Ellas se miraron sin entender nada. Pensaron que era ya pleno verano, pero mejor no decir nada, Neus estaba en otro mundo. En otra dimensión. Cuando se terminó la Voll Dam, se lió un cigarrillo con mucha calma. Y el ruido del golpe de una Voll Dam en la mesa la devolvió a la tierra. Era el camarero que la invitaba a otra ronda. Dejando una servilleta de papel y un número de teléfono anotado. Firmado por Miquel.

Llegaron a casa. Encendieron la radio. Sonaba de nuevo Amelie. Neus sonrió y se encogió de hombros. Salió al balcón. Y vio que su margarita había florido. Eran casi las doce de la noche. No había mosquitos. No hacía frío. Solo una mariposas diurnas un poco confundidas por el cambio de tiempo que se habían quedado rezagadas y disfrutaban de su primera noche de primavera. Neus se fue a la cama a dormir. Despertó en una mañana soleada. Era la víspera de san Juan. Veinticinco años en los bolsillos. Un billete de ida y vuelta sin fecha de caducidad, sin destino prefijado. Y una maleta vacía. Roser estaba en la cocina, Anna había preparado café. La felicitaron. Y ella sólo dijo “la vida empieza hoy”. De repente el ruido del timbre la despiertó. Todo había sido un sueño al compás de un acordeón y un piano. Era la portera preguntando si teníamos humedades en el baño. Neus respondió con un no seco. Cerró la puerta. Salió al Balcón. Vio su margarita florida y unas mariposas diurnas muertas en el suelo. Se dio la vuelta y un soplo de aire fresco le acarició la nuca. Se dio la vuelta y una servilleta de papel cayó a sus pies. Se agachó. La desdobló. 620082324 Miquel. Cogió el teléfono y llamó.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno!
Queremos saber que pasó con Miquel, si al final los dos son conducidos a un estado de éxtasis en un campo de amapolas o no.

A veces sería mejor que el tiempo se parase de repente, como si le hubiese dado un infarto.

Anna dijo...

Hola!!!
Yo siendo atea rematada rezo cada día para que los momentos buenos duren y duren y dure...no estaría mal un infarto tempopitufal!
Entre Neus y Miquel... la verdad, la verdad... lo que pase ya es cuestión de darle rienda suelta a la imaginación... todo es posible en los sueños y a veces estos se materializan, como ya sabes.
un besote

Vive como si tuvieras que morir mañana, piensa como si nunca tuvieras que morir.
La gente suele preguntar, ¿por qué te dedicas a perder el tiempo? muy simple, no pierdo nada que no sea mío.