sábado, 13 de junio de 2009

Robinson Crusoe

Madre Tierra que me das cobijo, comida, aventura, amor y miedo. ¿Cómo puedes ser tan diferente? A solas por tus caminos, tus prados, tus bosques… me valgo. Cansado. En peligro constante. Sin nadie que me cubra las espaldas. Pero de tus senos recojo el alimento que me sustenta. De tus caderas la carne que aviva mi sangre. De tus llantos, el agua que me evita el delirio… ¿Cómo puedes ser tan cruel? Me dejas a solas. En medio de la nada. Tengo todo cuanto mi cuerpo necesita para sobrevivir, menos mi libertad. Soy esclavo de tus berrinches. Agua salada, derramada por odio, rabia, tristeza, amor… ni siquiera tu lo sabes. Siento tu llanto al despertar. Me acuesto con tu susurro. Parece alcanzarme en sueños. Siento Tu humedad clavada en mis huesos. Tu olor penetrante. Desafiante. Lleno de vida. Aunque solo la muerte encuentre el día en que me adentre. Se que no lograré llegar a tus senos de nuevo si me adentro. Se que mis pies dejaran de tocar tierra firme para flotar en tu triste fluir. Pero noche tras noche, te sueño. Si. Siento como me sumerjo en ti. Dejando todo atrás. Cayendo en tu vacío. En esa espiral de peces incontables. De caricias reptiles. De ese amor que me ahoga. Hasta quedarme sin aire. Hasta sentir que casi muero. Entonces despierto. Empapado en sudores. Sal. Mi cuerpo pide la muerte. Amor suicida. Teniéndolo todo en tierra. Deseo el mar. Distante y frío. Apasionado y peligroso. Y me sumerjo. Y decido jugar contigo, del mismo modo que juegas tú conmigo. Me tendrás, solo a medias. Me adentraré hasta dónde mis pies razonen más que mi cabeza. Ellos ni en sueños dejan tierra firme. Llegará un día en que ni tú ni yo podremos resistir la fuerte corriente que nos atrae. Me adentraré en tus lágrimas, en tus berrinches… tras un estridente llanto. Me adentraré. Para encontrar con mis pies la tierra que te da forma. Las algas que me abracen. Para encontrar mis raíces. Tu fondo que es mi historia. Y de por vida me arraigaré. Crustáceos y bacterias nacerán de nuestra pasión. Y el día en que ya no te sirva, me devolverás con furia a mi origen, de donde nunca debí marchar.

Vive como si tuvieras que morir mañana, piensa como si nunca tuvieras que morir.
La gente suele preguntar, ¿por qué te dedicas a perder el tiempo? muy simple, no pierdo nada que no sea mío.