domingo, 15 de noviembre de 2009

Prótesis

Sueños que me recuerdan que no estás. Inquietud latente en mí. Palabras y besos que me parecen mentiras. La prótesis del deseo no alcanzado. La pierna falsa que cojea. Las manos que me dibujaron en la oscuridad. Presintiendo la farsa. Hipocresía aceptada. Caricias diseñadas para otra. Las recibí y pensé que eran absurdas paranoias. Perdiste la pierna en la batalla. Y me cogiste a mí. De plástico. Artificial. De usar y tirar. Y por instantes sentí la sangre correr en mi. Sentí el calor del cuerpo humano al andar y sudar. Sentí mis poros abrirse. Mi vello ficticio erizarse. Mentira. Sentí volverme fría. Hasta hacerme de plástico. Vi mi piel palidecer. El dolor evaporarse. Y las sensaciones difuminarse. Me miré al espejo. Y me vi tirada en el suelo, sin pertenecer a ningún cuerpo. Sin sangre a mi alrededor. Sin vello en mi plástica piel. Me di cuenta de que solo soy una pierna de plástico. Mi función fue reemplazar tu perdida. La que perdiste de carne y hueso. La que echas de menos. Y al salir mi nueva versión, más fuerte, más real, me vi durmiendo en el contenedor de reciclaje. Me reencarnaré en bolsas de la compra. Un día nos volveremos a encontrar. No me reconocerás. De tu mano sujetaré un cartón de leche de soja. Rozaré mi nueva versión y bailaré sin ritmo con su torpe balanceo. Y débil me romperé. Un estallido resonará. Sangre de soja derramada. Me odio, por haberme creído de carne y hueso. Te detesto por dejármelo creer. Pero nunca más volverá a suceder. Plástico al plástico. Nunca me lastimaré al arañarme. Solo el tiempo lo logrará.

Vive como si tuvieras que morir mañana, piensa como si nunca tuvieras que morir.
La gente suele preguntar, ¿por qué te dedicas a perder el tiempo? muy simple, no pierdo nada que no sea mío.